A caballo entre Sevilla y Madrid, Teresa y Santiago prepararon su boda soñada a base de mails, Whatsapps, llamadas y sobre todo, mucha ilusión y el apoyo de su familia y amigos más cercanos.
El lugar elegido, la Capilla Real en la Catedral de Sevilla, donde se han celebrado gran parte de las bodas de la familia de Teresa, sin duda un lugar muy especial para todos. Y para el almuerzo, se decantaron por la Hacienda el Vizir, en Espartinas, que cuenta con catering propio y que combinaba unos jardines con los que disfrutar a mediodía de los aperitivos, con un salón lo suficientemente amplio para atender a sus invitados.
Teresa y su familia se prepararon para la boda en el Hotel Amadeus, donde se contó con Luis Ramos y su equipo para la peluquería y el maquillaje. El vestido, realizado por Manuel Obando, destacaba la sobrefalda de arpillera de seda, que le daba al conjunto un toque de originalidad y elegancia. Los zapatos, de Uniqshoes.
Un tocado de Puro Garbo y el ramo de Cártamo, completaban el look de la novia. Las joyas, eran muy especiales para Teresa, porque los pendientes pertenecían a la abuela de Santiago, y el broche para prender el velo y una pulsera, eran el regalo de pedida de su bisabuela, y que han utilizado además todas las mujeres de su familia.
Las amigas de la etapa universitaria de Teresa también quisieron que la novia llevara un recuerdo suyo y eligieron un colgante de la joyería Suárez.
Santiago eligió chaqué, al igual que sus testigos. Su reloj, de Montblanc, fue un regalo de la pedida, a juego con los gemelos de la misma marca.
La boda, que fue una auténtica fiesta, contó con el grupo Discovers, que animó a todos los invitados. De las fotos se encargó el equipo de POSITIVA. Agencia de Imagen.
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